domingo, 8 de diciembre de 2013

"El viejo árbol"

"El viejo árbol", texto e imagen de Carmen Bernabé

El viejo árbol
Fotografía de Mª del Carmen Bernabé. 09/11/2012

Cuando lo vi, quedé sorprendida al ver la figura que formaban sus secas y entrelazadas ramas. En lo alto de su tronco, erguidos, estaban sus nuevos tallos.
No sé el tiempo que pasó recorriendo por él la mirada, acariciando con ella sus desquebrajadas y gruesas ramas que caídas en el suelo por su peso estaban, y me pregunté ¿cuántos años tendrás, cuántos inviernos habrás soportado, con fuertes tormentas que te han azotado, dejando a tu tronco sobrecargado?
Me imagino al árbol siendo joven, sus raíces profundizan en la tierra sacando su sustento y aferrándose a ella. Pasan los años y el árbol crece, su tronco se hace robusto y fuerte, por él fluye la savia, nacen sus nuevos brotes que al calor del sol sus ramas extienden. 
Espera al verano con su majestuosa vestidura, lleno de hojas verdes iluminadas por el sol dorado. Voy hacia él, me siento en su regazo, respiro lento y profundo, llenando mis pulmones del oxígeno puro que él nos regala. Mi mente y mi cuerpo están relajados y me lleno de una nueva energía que la naturaleza me ha dado.
El otoño llega y con él la lluvia. El viento mueve sus hojas,  que han cambiado su color y aún siguen siendo hermosas.
Sopla un viento frío que paraliza la savia, las hojas sin sustento se desprenden de su rama y como pajarillos en su primer vuelo revolotean en el aire, se deslizan y caen a la tierra formando una alfombra y así fundirse con ella.
El viejo árbol se muestra desnudo con sus troncos entrelazados formando nudos,  se inclina hacia la tierra, se siente protegido por quien es sustentado, abrazado y querido. 

Mª del Carmen Bernabé 

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